Una reflexión: la opinión publicada debería rebelarse de una vez contra la tendencia de los partidos a valorar las elecciones autonómicas y municipales según la suma de los votos obtenidos en los miles de ayuntamientos de España. Es un baremo llamativamente poco riguroso que, sin embargo, compramos sin rubor alguno. Tan ridículo es guiarse por él en 2003, cuando el PSOE sacó pecho en una jornada que, en plena ira ciudadana contra el PP por la guerra de Irak, apenas le permitió rascar nada tangible, como en 2007 , cuando Rajoy pensó que era la prueba empírica de su (nunca producida) victoria en 2008. Compruebo con estupor que hoy sigue siendo el asidero del PP y de sus distintas terminales mediáticas. Pero no cuela. El resultado del PP ha sido catastrófico. Ni más ni menos. Todo le ha salido mal. Lo que se esperaba y lo que no. Ha sido un batacazo -no quedaría bien que parafrasearemos aquí a Rita Barberá – de indescriptibles dimensiones....
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