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El nuevo centro político español

((Publicado originalmente en Infoshakers el 11 de abril de 2016))


imagen-sin-tituloEl equipo de Ciudadanos celebra el resultado electoral del 20D. EL CONFIDENCIAL.

El Partido Popular (PP) no ha entendido el fenómeno Ciudadanos (C's). No hay más que escuchar a sus terminales mediáticas que, diseminadas en las distintas tertulias, repiten sin cesar el mismo argumentario elaborado por el Palacio de la Moncloa. Hora es ya de analizar la aparición de C's en el panorama político nacional con algo de serenidad. Quién esto firma se arriesga; y afirma que la formación ha llegado para quedarse. Y, si llegara a sufrir un colapso en la línea de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), sería sustituida por otra parecida. Las costuras se han roto, y el espacio sociológico situado a la izquierda del PP y a la derecha del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ya ha emergido después de estar "secuestrado" durante los últimos 23 años.

El logro de Aznar no iba a ser eterno 

En estas mismas páginas, repasamos hace un par de años la andadura del Centro Democrático y Social (CDS). Ya entonces explicamos cómo José María Aznar se propuso, nada más asumir el liderazgo del PP, laminar a este partido político. Desde el punto de vista estratégico, tenía toda la razón: si se trataba de ser una alternativa real al entonces omnímodo poder del PSOE, era necesario absorber cualquier espacio que le quedara intermedio. Lo dice con una enorme sinceridad, que es de agradecer, en este documento.

No es una opinión demasiado fundamentada, pero creo que Aznar contó para esa tarea con un aliado de vital importancia: las sucesivas mayorías absolutas del PSOE. Era tal la sensación inconsciente de que Felipe González gobernaría para siempre que la coexistencia de distintas opciones a su derecha parecía una manera absurda de dividir el voto; de hacer todavía más difícil el objetivo. Es posible que esté ahí la razón de que el CDS se disolviera como un azucarillo.

Así pues, Aznar consigue que su PP aglutine todo lo que quede a la derecha de Ferraz 70. Eso da al partido una solidez en su consistencia incomparable a la que había exhibido en los años anteriores. Consolida la democracia española como un sistema todavía más bipartidista, al dejar sólo una tercera alternativa de implantación nacional, Izquierda Unida (IU), cuya fuerza va perdiendo gas a partir de la segunda mitad de los 90. Pero, ¿tiene cabida toda esa variedad ideológica en un sólo partido? Si el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pide a sus encuestados que se sitúen en el espectro ideológico izquierda/derecha dentro de una escala del 1 al 10, ¿son suficientes dos partidos para abarcarla?

La situación anterior se mantiene inalterable entre 1993 y 2008. En las elecciones generales de ese último año, irrumpe con un escaño en el Congreso la UPyD de Rosa Díez. Pudo parecer algo anecdótico entonces, pero era la primera vez desde la desaparición del CDS 15 años atrás que emergía una cuarta fuerza política de implantación nacional. En 2011 fueron cuatro diputados más, uno de ellos, Toni Cantó, obtenido fuera de Madrid, en Valencia. Es habitual escuchar o leer a los opinadores más adeptos a Moncloa que Albert Rivera podría acabar como Díez. No es descartable, desde luego. Pero que no se desvíen de lo fundamental: el nuevo centro político español está ahí, y en Génova 13 tendrán que empezar a acostumbrarse a interactuar con un actor situado entre ellos y el PSOE. La proeza aglutinadora de Aznar ya había durado suficientes años. Ha tardado, pero se ha desgastado. El nuevo escenario es llamativamente más fiel a la realidad sociológica española.

CONSTITUCION-ANIVERSARIO José María Aznar no paró hasta que el PP absorbiera el espacio electoral del CDS de Adolfo Suárez/JM. AZNAR.COM

Un gran resultado tapado por el tablero general 

El resultado de C's en las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 fue histórico. Su escasa capacidad para decidir nada en el diabólico tablero político resultante no nos debe confundir. Los 40 (¡40!) diputados conseguidos son el mejor resultado del centro político español desde la victoria de la Unión de Centro Democrático (UCD) en 1979. Duplica el mejor resultado del CDS, que fueron 19 diputados en 1986. Es el mejor resultado, en todo el presente periodo democrático, de una cuarta fuerza política de implantación nacional, superando con enorme amplitud los 16 escaños de Alianza Popular (AP) en 1977.

Pero no, no suma. Su posible pacto con el triunfador PP se hubiera quedado a 13 diputados de la mayoría absoluta. El centroderecha la tiene, en rigor, si se sumaran los escaños de PP, C's, Democracia y Llibertat (DyL), Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Coalición Canaria (CC). Pero las distintas incompatibilidades entre estas formaciones lo hacen (casi) imposible.  Tampoco su voluntarioso e ingenuo pacto -este sí, firmado- con el PSOE les lleva a ninguna parte sin el concurso de PP o Podemos. Entre este panorama y esas encuestas de Metroscopia que tendían -y tienden- a situar a los de Rivera en escenarios próximos al paraíso en la Tierra, quedó un cierto deje de decepción en tan extraordinario resultado que convenía poner en su justa medida.

Hablando de encuestas. Las que se difunden estos días al albur de una cada vez más plausible repetición electoral -ya hablaremos otro día- les suelen dar un mejor resultado que el del 20D. Sin perjuicio de que el propio PP también suba. Ojo, por tanto, al análisis. Ese partido que, según cierta pléyade tertuliana, sólo existía para votar al PP sin votarle, tendría una base electoral propia. Hay, entre éstos y la izquierda política, una formación dispuesta a hacer reformas severas en el sistema que cuenta con un nítido respaldo de un porcentaje nada desdeñable de la sociedad. Cuando analizamos el resultado de las elecciones autonómicas y municipales del pasado mayo, dijimos que el PP no entendió que el mandato de 2011 pasaba por solucionar la crisis económica, sí, pero por asumir también un cambio "de chip" en la manera de ejercer la responsabilidad pública. Desoyeron esto último con gestos ampulosos. Dijimos entonces que el resultado se llamaba Podemos. Y, a su manera, en cierta medida, también C's.

¿Y si cambiara el escenario?

No parece que, en el corto plazo, C's vaya a superar al PP. Pero, si por algunas carambolas esto acabara sucediendo, vendrían tiempos muy negros para los populares. No es una manera de hablar. Atención, en este sentido, a la tendencia de las grandes ciudades y los votantes menores de 45 años. Si la situación no se revierte, la biología le puede jugar malas pasadas al PP dentro de algunos años. En caso de producirse el tan manido "sorpasso", los populares retrocederían casi 40 años en el tiempo. Volverían a la casilla de salida. C's representaría el papel fuerte en el centro-centroderecha que desempeñó UCD en el primer lustro de la Transición. Y al PP le quedaría un papel social similar al de la primitiva AP de aquellos años. Los más viejos del lugar recordarán lo que eso suponía. Los grandes actores sociales, esos con los que hoy tiene una interlocución privilegiada ya sea en el Gobierno o en la oposición, actuarían como si de nada les conocieran. Porque de nada les servirían.

Y ahora, ¿qué?

Se las prometen muy felices en Génova. Los tiempos estirados por Mariano Rajoy para desesperación de todos pueden hacerle permanecer en Moncloa otros cuatro años. (Yo no descartaría todavía un acuerdo desesperado PSOE/Podemos/IU con alguna fórmula de colaboración nacionalista, pero bueno). Si la hipotética repetición electoral cumpliera el pronóstico de las encuestas, podrían recibir, de repente, una amarga dosis de realidad. Descubrir que, aún sumando los diputados suficientes, ese pacto con C's -el partido vilipendiado sin piedad por orden del aparato de comunicación monclovita- pasa por afrontar algunas de las demandas sociales que llevan un lustro despreciando. Que la masa compacta que les venía apoyando desde 1993 ha mutado. Que las "nuevas generaciones" -las de la calle, no las de su partido- demandan un nuevo enfoque político que ahora tendrán que escuchar, si no quieren perder el poder.
De broma, he explicado alguna vez que la pérdida de apoyo electoral del PP en los dos últimos años venía explicada porque confunden a su votante medio con Curry Valenzuela. Si no se descuidan, la confusión puede tener visos de realidad. No sé cuántas Curris quedan ahí fuera como para cimentar mayorías.

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